Esta es una historia de ficción, los personajes, sus nombres, lugares, relatos y hechos, que se describen en la narración son ficción, cualquier parecido con la realidad y personas fallecidas o vivas y/o hechos reales es pura coincidencia |
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ISBN 978-987-33-4848-8
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escrito en tu destino, cuida tu vida
espiritual, y no admitas segundos en tu trabajo, está lleno de políticos,
ten cuidado. También os digo: vuestro Agustín, que está lejos, hace
esto mismo ahora, y no lo van a creer, les baja mi adversario. Tengan
cuidado con Agustín, que va a convencer a Solange para que esté de su
lado, creedme no quisiera dar esta noticia, pero cuidaos de esos dos hijos
vuestros, los otros tres son buenos. Esperen a Sebastián-Horus; adiós.
–Hola Padre augusto, madre mía y demás. Estoy mal, tengan cuidado,
la sangre de su sangre los traicionará. Hasta el próximo sábado.
Todos quedan mal, desconcertados. ¿Será Dios realmente quién
habló? En ese momento se abren de golpe las ventanas y las sillas vacías
vuelan por el aire y vuelven a su lugar.
Todos dicen: No dudaré más.
Llega el sábado; preparan todo y comienzan.
–Yo Dios Todopoderoso, os digo: Buscaréis a los otros extraterrestres
que conviven con vosotros. Te doy la orden y tú la ejecutas; son mis
mandatos.
Sueltan la copa y dicen que no es cierto. En ese momento en toda la
sala se hace una intensa luz violeta.
Ponen los dedos y la copa sigue moviéndose. –Cuidad lo que decís;
invitad al imprentero, el que hizo el pliego; hoy bajará mi hijo Jesús.
Adiós.
Comienza a moverse la copa.
–Sí, Yo Jesús de Nazareth, os saludo, mis fieles y amados seguidores.
Todo lo que vosotros logréis es por mandato del Espíritu Santo,
ordenado por mi Padre. Dioses serán mi guía en el Nuevo Mundo. Viene
Horus.
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–Padres míos, Dioses del Olimpo, todo lo que hagan dentro de la
verdad y justicia estará bien. Saludo a todos. Adiós.
Olga y Santiago están preocupados por sus hijos Agustín y Solange,
no obstante, sienten algo raro dentro de sí, emoción, alegría, vida; no se
explica pero lo sienten.
Santiago, cumpliendo con el pedido invita a almorzar a su amigo
Saúl Krisch. Charlando, Saúl pregunta: –Me tiene intrigado tu esposa,
¿está haciendo la copa?
Santiago se sonríe y asiente con la cabeza.
–Mira, yo te invito para que vengas el sábado a casa, antes de las
nueve de la noche, si querés presenciar. Sé que eres de otra religión, pero
te pido que vengas.
–Mi mente esté abierta para asimilar todo evento y soy muy curioso,
no me lo perdería; me intriga lo que hacen. Gracias amigo mío –contesta
Saúl.
Llega el sábado. Todo preparado. Presentan a Saúl, y comienzan.
–Soy Yo, el Dios Todopoderoso, al que allí en la Tierra me han puesto
setenta y siete nombres distintos, los únicos que no arriesgaron fueron
los de la orden católica. Hola Saúl, gracias por venir. Te diré quién eres.
Sois el Escriba Mayor de Osiris; ahora tú escribirás y Osiris a mi derecha,
no, mejor en el centro, a la derecha Isis, a la izquierda Nefthis. Celeste
en tu lugar. ¡Ah! Me olvidaba Celeste, eres Cleopatra, reencarnada
en esta vida; el sábado trae a tu novio, quiero que me escuche.
Se hace el cambio y continúan.
–Soy yo, Dios, estoy con vosotros, sólo yo daré la orden de quién
viene y quién no; no admito discusiones ni desobediencia. Que así sea.
Esperen a Horus. Adiós. |
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